Cada siglo ha aportado invenciones y descubrimientos importantes que nos han transformado la vida, en el siglo XX se evidencian las vacunas, los antibióticos, la TV, la aviación comercial, el radar, la electrónica, las computadoras, la mecanización de la agricultura.
Hoy usamos encantados los que se inventó en el siglo XIX, lógicamente perfeccionado: el motor eléctrico, el alternador, los ferrocarriles, la lámpara incandescente, la anestesia, el teléfono, el ascensor, la fotografía!
La gran diferencia entre los siglos XIX y XX es que este último nos ha dejado como herencia una serie de inventos de los cuales no vemos la hora de liberarnos por los desastres y peligros potenciales que representan respecto a nuestras vidas y a la vida del planeta: la bomba atómica, las centrales nucleares, la explotación del petróleo, los autos a combustión interna, los pesticidas, el plástico, los productos químicos que envenenan el aire, el suelo y las aguas.
Dos guerras mundiales, el fascismo, el comunismo, dos imperialismos enfrentados y el terrorismo son testimonios de las turbulencias y los conflictos que el siglo XX han generado. No hemos podido liberarnos del populismo (que combina elementos del fascismo y del comunismo). La cultura empresarial del crecimiento ilimitado y la obsolescencia planificada de sus productos está literalmente liquidando nuestro planeta. Las consecuencias no son solo ambientales sino sociales: el consumismo, la masificación, el individualismo, la alienación.
La erosión de la cultura me hace recordar a un pensamiento de Giancarlo De Carlo: parece que importa menos lo que el hombre hace o piensa, importa lo que el hombre ve, De Carlo hablaba de arquitectura. Destacados arquitectos pensaron en que la arquitectura podía tener la capacidad de transformar a la sociedad, se equivocaban. De Carlo: no existen líneas de unidad cultural alrededor de la arquitectura, eso existe por ejemplo respecto a la música rock!, o sea que el eje pasa por otro lado. El gran peligro es que las imágenes crean tendencias y estilos de vida pero no permiten comunicar ideas y generarlas como puede hacer la escritura. La gente lee cada vez menos y eso le quita sentido crítico, eso explica la clase dirigente, empresarial y sindical que tenemos, para no hablar de la justicia y la información. Que visión objetiva puede tener una persona que no lee los periódicos, no conoce idiomas y no viaja, y genera su opinión solamente viendo la televisión? Lewis Mumford considera que el lenguaje es el primer invento humano, colocando a la ciudad en segundo lugar. La modernidad masificadora está erosionando al lenguaje, alejando a la gente de la lectura, además de empobrecer al lenguaje a través de la TV y la simplificación fomentada por las redes sociales. Lenguaje reducido significa dialogo pobre e ideas reducidas también. La ciudad merece otro Apunte.
La crisis de las ideologías, de los partidos y la del Estado fractura la tranquilidad de cada individuo que se sentía parte de algo que lo representa y le interpreta y satisface sus necesidades. Esta post modernidad delineada por Zygmunt Bauman en su libro Estado de crisis genera la idea de una sociedad líquida, desaparecen las garantías y las certezas para abrir un proceso de precarización generalizada. El individuo se refugia en el individualismo, el consumismo y en la idea de aparecer a toda costa. Esta época nueva no ofrece horizontes ciertos. Los indignados, los movimientos de protesta parecen expresar lo que no quieren, pero con mayor dificultad lo que quieren. Se puede sobrevivir a la liquidez? Si, pero para ello hace falta darse cuenta de que las soluciones no van a provenir desde arriba, la sociedad líquida, para ser entendida y superada, necesita nuevos instrumentos.
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